miércoles, septiembre 19, 2007

Un país de pandereta


Por lo visto se podría decir que España es un país de pandereta.

Vivimos en un país donde algunos políticos no respetan la división de poderes y bloquean la normal renovación de los órganos judiciales, para no perder una mayoría conservadora que ganaron en el 2000 pero en el 2004 las urnas (y los ciudadanos) le arrebataron.

Estudiamos en un país donde la derecha más reaccionaria, acompañada (o empujada) de la moralidad eclesiástica propone la desobediencia civil, para ir en contra de una asignatura que transmite los valores de una Constitución (que no apoyaron) que rige nuestra vida como ciudadanos.

Pagamos hipotecas en un país donde el problema de la vivienda solo lo ven unos cuantos, y para otros solo es un espejismo y una baza electoral..."hay que reducir los impuestos, para que los ciudadanos puedan dedicar ese dinero a pagar su hipoteca".

Vemos a diario broncas excelsas en la Casa de todos los españoles por cualquier tema, e incluso se traslada a esa "CASA" la pasarela Cibeles, y nuestros diputados, esos que nos representan y mantenemos, se dedican a pasear camisetas en lugar de preocuparse por los verdaderos problemas de los ciudadanos.

Soportamos un país donde los dos mayores partidos políticos no se ponen de acuerdo en los temas más esenciales, y donde el principal grupo de la oposición no respeta el veredicto de la democracia, no trabaja por el bien del Estado y se dedica a crear crispación incluso por el clima meteorológico.

Compartimos país con hijos y nietos de un dictador, que en lugar de no mostrarles el más mínimo interés, les reímos las gracias cuando salen bailando en la televisión pública (pagada por todos) o de juerga en una caravana por esa gran pandereta de piel de toro. A más a más no levantamos la voz, cuando esta gente (se podría decir que el último reducto de nuestra más triste historia) sigue aprovechando las propiedades y títulos arrebatados ilegalmente por el miserable de su abuelo, en su beneficio propio.

Estamos en un país donde en su segunda ciudad, no llegan ni trenes ni aviones, donde la energía tiene una infraestructura sesentera...y cuando alguien intenta quejarse de esta situación se le tacha de independentista y antiespañol.

Vivimos en un país que llora desencajado la muerte de un futbolista nacional, pero que gira la mirada a las miles de muerte diarias en África u otras catástrofes.

Definitivamente España es un país de pandereta que llora y ríe según aparece el sol, un pandereta que según unos se rompe y según otros cada día es más fuerte.

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3 Comments:

Blogger Silvia said...

y castañuelas, jejeje.
Q vergüenza!!

2:39 p. m.  
Blogger Patricia said...

Parece que si no fuera así de vergonzoso no sería España. Aunque con esto no me resigno a que algunas cosas que hoy suceden, como todo lo has explicado, no se pueda mejorar.

Un abrazoo

10:24 p. m.  
Anonymous Anónimo said...

¿Nuevo incidente diplomático entre España e Italia?

11:01 p. m.  

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