Quien siembra tormentas, recoge tempestades

Antes de comenzar el post, me gustaría expresar mi total rechazo y condena a los actos de violencia mostrados hacia cualquier fuerza política democrática que desee mostrar su ideario y su programa, que desee expresarse de forma democrática, que desee comunicar a los ciudadanos su forma de ver la sociedad en cualquier lugar.
Ahora bien, el PP mantuvo un discurso de acoso y derribo contra todo aquello que tenía algo que ver con Catalunya y con el pueblo catalán.
No debemos olvidar el boicot a los productos catalanes de las anteriores navidades, promulgado y promocionado por el PP y sus satélites mediáticos.
No debemos olvidar las cuñas radiofónicas del PP andaluz, donde se decía que los catalanes queríamos "robar" el dinero del resto de España, donde se decía que el gobierno catalán abría la puerta a la poligamia...
No debemos olvidar la infame obra de teatro infantil de una localidad murciana (pagada con dinero municipal, de un ayuntamiento del PP) donde se representaba a Catalunya como el enemigo a combatir.
No debemos olvidar las palabras e insultos del GRAN MANIPULADOR (a la vez de ideólogo del PP), en contra del President Maragall, de las instituciones catalanas y del pueblo catalán en su "programa" de la mañana.
No debemos olvidar los constantes insultos y salidas de tono de Acebes y Zaplana en contra de todo lo catalán y de Catalunya.
No debemos olvidar el recurso de constitucionalidad presentado ante el TC, sobre el Estatut, antes y después de que los ciudadanos de Catalunya, lo refrendaran (tal cosa demuestra que nunca respetaron la capacidad de elegir voluntariamente de los ciudadanos...aunque también lo demostraron cuando gobernaban España).
Por todo esto y mucho más, no es de extrañar que los dirigentes del PP se encuentren con este rechazo (cosa que en ningún caso justifica las agresiones y la violencia gratuita) allá donde vayan.
Lo que les está pasando debería hacerles replantearse su política hacia Catalunya, y más si quieren ser realmente un partido de Gobierno.
Quien siembra tormentas, recoge tempestades.